Empezamos diciembre, mes de las navidades, mes de fin de año, ambiente más cordial, todo decorado otorgando más alegría a las calles, a la gente… pero también es un mes estresado.
No me refiero sólo a las compras de última hora, la preparación de la cena de Nochebuena y a prepararte para salir después del brindis de fin de año.
Me refiero al estrés de los exámenes, la batalla de enero empieza a hacer mella, trabajos acumulados, fotocopias y fotocopias esperando ser absorbidas por tu mente, pensar que no queda tiempo para hacer todo lo que se ha pensando y lamentar no haber hecho antes otras cosas.
Realmente la sensación que notamos es la de “estar bloqueado”, el no saber por dónde empezar, si será mejor hacer primero un trabajo u otro, si me conviene empezar por esta asignatura o por otra, si es mejor que me deje una y asegure otra… y así numerosas preguntas que se apoderan de nuestra mente, nublándonos y no dejándonos hacer nada.
Realmente la sensación que notamos es la de “estar bloqueado”, el no saber por dónde empezar, si será mejor hacer primero un trabajo u otro, si me conviene empezar por esta asignatura o por otra, si es mejor que me deje una y asegure otra… y así numerosas preguntas que se apoderan de nuestra mente, nublándonos y no dejándonos hacer nada.
Nos preguntamos ¿es saludable estudiar?
Hay quien le pasa todo lo que antes hemos mencionado, pero el fallo es precisamente ser así, dejarse llevar por esas sensaciones en lugar de dedicarse plenamente, olvidando temores y aplicando estrategias, estudiar permite conocer y no hay nada mejor en la vida que ser sabio en lo que uno ama.
Por eso dejemos temores y sensaciones, disfrutemos de lo que hacemos, despertemos el interés por aprender, que no sea un mortal sacrificio sino un lujo que tenemos a nuestro alcance; para nosotros estudiar sí es salud y ¿para ti??
Fuente: picasa
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